Jardín de la semana: En Galicia, el paraíso de las camelias
Descubre este jardín con más de 1.000 camelias en Boiro, A Coruña, un hórreo y un molino.
Ana ha heredado la casa y, por diferentes averiguaciones y recuerdos contrastados con su familia y patrimonio, la vivienda actual eran antiguamente dos casas que se acabaron uniendo.
Rodea la vivienda un hermoso soportal que antiguamente tenía un tejado y estaba apoyado en vigas de piedra con forma de prisma. Llama la atención la gran longitud de la fachada, que cuenta con siete ventanas: un signo de distinción y buena situación económica, pues no era corriente abrir más ventanas de las necesarias porque había que calentar la casa.
Como curiosidad, en la foto se ve un reloj de sol debajo del que se encuentra la entrada a una colmena o piquera. Antiguamente, se hacían dentro de las gruesas paredes de cantería colmenas de abejas. Estas colmenas tenían una repisa de entrada en forma de semicírculo, en el cual se hacía un pequeño agujero por el que entraban las abejas reinas, seguidas de las abejas trabajadoras. Posteriormente, la miel se sacaba desde el interior de la vivienda.
Rodea la vivienda un hermoso soportal que antiguamente tenía un tejado y estaba apoyado en vigas de piedra con forma de prisma. Llama la atención la gran longitud de la fachada, que cuenta con siete ventanas: un signo de distinción y buena situación económica, pues no era corriente abrir más ventanas de las necesarias porque había que calentar la casa.
Como curiosidad, en la foto se ve un reloj de sol debajo del que se encuentra la entrada a una colmena o piquera. Antiguamente, se hacían dentro de las gruesas paredes de cantería colmenas de abejas. Estas colmenas tenían una repisa de entrada en forma de semicírculo, en el cual se hacía un pequeño agujero por el que entraban las abejas reinas, seguidas de las abejas trabajadoras. Posteriormente, la miel se sacaba desde el interior de la vivienda.
Camelia Happy Higo Variegata, de la variedad Japónica
“Mi afición por las camelias comenzó de casualidad en una visita al vivero (Viveros A Granxa) de mi amiga Rosa. Allí descubrí camelias de miles de colores y formas. Yo solo conocía la típica blanca, roja y la rosa. Desde ese día empecé a coleccionar. Después, un amigo me habló de la Exposición Internacional y tras hacerme socia de la SEC (Sociedad Española de la Camelia) comencé a exponer en 2004 en A Coruña”, cuenta la dueña.
Descubre la sección ‘Jardín de la semana’ de la Revista Houzz España
“Mi afición por las camelias comenzó de casualidad en una visita al vivero (Viveros A Granxa) de mi amiga Rosa. Allí descubrí camelias de miles de colores y formas. Yo solo conocía la típica blanca, roja y la rosa. Desde ese día empecé a coleccionar. Después, un amigo me habló de la Exposición Internacional y tras hacerme socia de la SEC (Sociedad Española de la Camelia) comencé a exponer en 2004 en A Coruña”, cuenta la dueña.
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En la foto, Ana, su gata Lily y un ejemplar de Camelia Mantilija Poppy, de la variedad Japónica
“Decidí abrir las puertas al público para compartir mi afición por las camelias y todas las plantas y colaborar con el Ayuntamiento de Boiro”, dice.
Ana cuenta que cada visita dura alrededor de hora y media y que la entrada son 5 € por persona –para grupos de más de 20 personas hay un precio reducido y los menores de 12 años no pagan–. “El dinero que recaudamos lo empleamos exclusivamente en el mantenimiento de la finca, adquisición de nuevas variedades, restauración y rehabilitación de antigüedades”.
Ana reconoce que disfruta haciendo la visita y que, además, “es la forma de promocionar mi pueblo”. Colabora con el Ayuntamiento en todo lo que puede y que, siempre que se lo permitan, continuará haciéndolo.
“Decidí abrir las puertas al público para compartir mi afición por las camelias y todas las plantas y colaborar con el Ayuntamiento de Boiro”, dice.
Ana cuenta que cada visita dura alrededor de hora y media y que la entrada son 5 € por persona –para grupos de más de 20 personas hay un precio reducido y los menores de 12 años no pagan–. “El dinero que recaudamos lo empleamos exclusivamente en el mantenimiento de la finca, adquisición de nuevas variedades, restauración y rehabilitación de antigüedades”.
Ana reconoce que disfruta haciendo la visita y que, además, “es la forma de promocionar mi pueblo”. Colabora con el Ayuntamiento en todo lo que puede y que, siempre que se lo permitan, continuará haciéndolo.
Camelia IL Cigno, de la variedad Japónica
Ana no tiene una planta preferida. Lo que sí sabe es que en el jardín hay más de 2.500 plantas. “Soy una coleccionista como otra cualquiera. Hay gente que colecciona sellos. A mí me gustan las flores”.
Ana no tiene una planta preferida. Lo que sí sabe es que en el jardín hay más de 2.500 plantas. “Soy una coleccionista como otra cualquiera. Hay gente que colecciona sellos. A mí me gustan las flores”.
El hórreo
Aunque no se sabe fecha exacta de su construcción, se presupone que es anterior a 1785. Lo que sí es cierto es que esta no es su ubicación original, sino que antes se encontraba en la zona baja de la casa y que fue trasladado para evitar el robo del grano.
Destinado a secar y guardar el maíz antes de desgranarlo y molerlo, en este hórreo –8,72 metros de largo y 1,75 metros de ancho– también se almacenaban habas, centeno o avena. Las múltiples rendijas llamadas ventos son para permitir el paso del aire.
Aunque no se sabe fecha exacta de su construcción, se presupone que es anterior a 1785. Lo que sí es cierto es que esta no es su ubicación original, sino que antes se encontraba en la zona baja de la casa y que fue trasladado para evitar el robo del grano.
Destinado a secar y guardar el maíz antes de desgranarlo y molerlo, en este hórreo –8,72 metros de largo y 1,75 metros de ancho– también se almacenaban habas, centeno o avena. Las múltiples rendijas llamadas ventos son para permitir el paso del aire.
Hace ya más de dos décadas que Ana se decidió a cortar los viñedos que por aquel entonces ocupaban la finca y empezó a cultivar plantas de distintos tipos. En esta foto se puede ver la hermosa flor del eucalipto.
El molino consta de dos viviendas divididas por un pasillo interior: una primera llamada ‘torre’ y con dos plantas (la superior, antiguamente dedicada a vivienda) y otra baja.
Construido, como el hórreo, hacia finales del s. XVIII, se hizo un canal artificial para que el agua del río Coroño moviera las ruedas. “Lo que más les gusta a los visitantes que vienen pensando que van a ver solo plantas es descubrir el cauce del río y el sonido del agua y ver las libélulas, ranas, patos salvajes”, dice la dueña.
Construido, como el hórreo, hacia finales del s. XVIII, se hizo un canal artificial para que el agua del río Coroño moviera las ruedas. “Lo que más les gusta a los visitantes que vienen pensando que van a ver solo plantas es descubrir el cauce del río y el sonido del agua y ver las libélulas, ranas, patos salvajes”, dice la dueña.
Durante la visita, y previa petición, Ana pone el molino en funcionamiento, y explica el funcionamiento de algunas piezas, como la antigua dinamo que producía la electricidad para tener luz en la casa y también para la radio de 125 V que aún se conserva.
Datos básicos:
horario: de lunes a domingo. En invierno se abre a las 4 de la tarde; en verano, a las 5. Los meses de julio y agosto hay dos visitas al día: una a las 17 h y otra a las 19 h.
precio de la entrada: 5 euros (menos de 12 años gratis; entrada reducida para grupos de más de 20 personas)
contacto: acasadascamelias@gmail.com
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horario: de lunes a domingo. En invierno se abre a las 4 de la tarde; en verano, a las 5. Los meses de julio y agosto hay dos visitas al día: una a las 17 h y otra a las 19 h.
precio de la entrada: 5 euros (menos de 12 años gratis; entrada reducida para grupos de más de 20 personas)
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Quién vive aquí: Ana Isabel Calo Torrado, dueña y responsable de ‘A Casa das Camelias’; su marido, Alejandro Lojo; su hija, Zoraida; su madre, Ramona y sus gatas Lily, Croasán y Miki Fu
Situación: Brazos, Boiro, A Coruña
Superficie: 12.000 metros cuadrados
La finca cuenta con 12.000 m² de superficie y destaca una casa de finales del s. XVIII, un un molino y un hórreo. En la finca –previa cita, Ana Isabel Calo, su dueña, la enseña al público– hay más de 1.500 ejemplares de distintas variedades de árboles, arbustos, rosas, trepadoras, plantas de roca, cactus… y más de 1.000 camelias de 500 variedades diferentes.
Ana fue mariscadora. A día de hoy, se encarga de todo lo concerniente a la finca. Su marido, que es marinero y tiene un barco en la Ría de Muros-Noia junto con dos tripulantes más, se dedica a la pesca de nécoras, pulpo, lubinas y centollas.
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